Todos
los creyentes tenemos peticiones, deseos y anhelos presentados
delante de nuestro Dios de los cuales estamos esperando respuesta. Y
es que ciertamente como leí una vez, “esperar en Dios no es lo más
fácil pero sí lo más seguro”. Cuando estamos esperando respuesta
o contestación a algo que hemos presentado delante de Dios, algo que
verdaderamente queremos, lo típico es que estemos esperando un sí
como respuesta.
Cuando
volví a los caminos de Dios, al salir de un mundo de pecado y
abominación mi único deseo era vivir en la perfecta voluntad de
Dios. Es por eso que le pedí a Dios que me diera una pareja, una
muchacha con quién pudiera comenzar a relacionarme. Ya yo tenía una
en vista, era alguien que conocía y que en aquél entonces me
atraía mucho. Recuerdo como hoy que le dije al Señor, “Tú
conoces mi corazón, sabes que ella me gusta mucho, posee muchas de
las cualidades que me gustan de una chica y además es cristiana”.
En ese momento yo entendía que estaba pidiendo bajo la voluntad de
Dios y realmente estaba pidiendo de corazón, con tanto deseo y ganas
que estaba seguro que Dios me diría que sí. Y es que cuando
deseamos algo con muchas ganas lo normal es que esperemos una respuesta positiva
y más cuando pedimos sinceramente y sin caprichos. Estaba ansioso,
esperando a que Dios me dijera –Esta bien hijo mío, tienes mi
permiso. Para mi sorpresa la respuesta que recibí departe de Dios
fue un “NO”. ¡Wow! Que duro y rotundo es escuchar un NO,
y ¡cuánto más cuando viene de Dios! La verdad es que yo no estaba al
agrado de esa respuesta y aunque al principio dije “okay Tú
mandas” luego, le cuestioné mucho y también intenté, a mi
manera, de buscar las formas a ver si Él cambiaría de pensar; pero
me di cuenta que eso no funciona así. La Palabra dice en Mateo 5:37
Pero
sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; en
otras palabras nos manda a ser firmes en nuestra palabra porque Dios
lo es cuando da la suya.
Y
es la realidad es que ¿quién está preparado para recibir un NO
como respuesta cuando está esperando un sí? Estoy seguro que nadie.
Pero tenemos que entender un principio bíblico que nos ayudará a
ver las cosas desde otra perspectiva. Isaías 55: 8-9 dice, Porque
mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos
mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la
tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos. Desde
que descubrí éste pasaje bíblico mi vida espiritual ha dado un
giro 180°. He aprendido a ver las cosas desde otro punto de vista.
Nuestra mente humana es muy limitada para entender los planes y
propósitos que salen de la mente infinita y el enorme corazón de
Dios. Es por eso que no siempre debemos esperar que todas las
respuestas de Dios sean un sí. El conoce nuestras necesidades y más
allá de eso lo que verdaderamente nos conviene. No todo lo que le
pedimos a Dios (sea lo que sea) nos conviene y más que eso, muchas
veces lo que pedimos no está en los planes ni en su perfecta voluntad.
Entonces,
¿qué hacer cuando Dios dice NO? Sencillo, seguir confiando y
esperando. El hecho que Dios diga que no, no significa que no quiera
bendecirte o darte lo que le pides al contrario Él quiere darte en
abundancia y bendecirte en gran manera pero lo hará bajo su voluntad
y tiempo, bajo su perfecto plan y propósito. El hecho de que Dios te
haya dicho NO, no siempre significa que sea el fin. Un NO de Dios
puede ser una puerta cerrada por completo pero en otros casos puede
ser una forma de decirte, “éste no es mi propósito para contigo”,
“esto no es lo que tengo para ti” o “esto no es lo que quiero para ti”. “Sigue caminando que más adelante entenderás y
hallarás mi plan, lo que tengo para ti”. Los
planes de Dios para nuestra vida son siempre perfectos aunque sean
un misterio que no podamos desifrar. Debemos saber que Dios no
siempre nos dará respuestas a nuestras preguntas, en lo que podemos
estar seguros es que si confiamos y tenemos fé no necesitaremos
saber qué Dios hará, sino que viviremos día a día descubriendo su perfecto plan trazado y escrito para cada uno de nosotros.
Si
estás pasando por el momento en que estás pidiéndole a Dios algo y
no ha llegado la respuesta o simplemente ya Dios te dijo NO, me
gustaría que repitieras conmigo ésta oración, “Señor, te pido
que en tu misericordia me ayudes a seguir tu propósito en mi vida.
Te pido que me ayudes si tu respuesta es un NO. Sé que tu plan y tu
propósito para mí es perfecto y lo que tienes para mí es mejor de
lo que puedo imaginar. Toma el control de mi vida de tal manera que
yo me mueva al compás de tu voz, guíame a llegar a mi tierra
prometida. Gracias Dios, Amén”.
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